CLIENTE
HOTELS MEDITERRÁNEO ROSES
DIRECCIÓN CREATIVA
OLGA PAJARES
COLABORACIONES
MARTÍ VRISOL
LUCÍA CONTE
SUPERFICIE
6.250m2
FOTOGRAFÍA
ENRIC BADRINAS
INFOGRAFÍA
CORBA STUDIO
CLIENTE
HOTELS MEDITERRÁNEO ROSES
DIRECCIÓN CREATIVA
OLGA PAJARES
COLABORACIONES
MARTÍ VRISOL
LUCÍA CONTE
SUPERFICIE
6.250m2
FOTOGRAFÍA
ENRIC BADRINAS
INFOGRAFÍA
CORBA STUDIO
Este proyecto surge a partir del relevo generacional en un hotel familiar con historia, que busca renovar su imagen sin perder la esencia que lo define. Acompañamos a la propiedad en un proceso de transformación global, iniciado con la reforma de las habitaciones y suites, y ampliado más adelante a las zonas comunes, con especial atención al restaurante.
El diseño pone en valor la arquitectura mediterránea original del edificio, trabajando desde la sobriedad, la elegancia y la naturalidad. La propuesta se apoya en una paleta cromática cálida y cercana —tonos arena, terracotas rojizos y azul marino profundo—, combinada con materiales nobles como la piedra, la madera maciza y fibras naturales.
Las habitaciones se abren a la luz y al paisaje, integrando el baño mediante soluciones y detalles que evocan el carácter del edificio. En el restaurante, se mantuvo esta misma línea estética, cuidando especialmente la operativa y optimizando la acústica y la iluminación para lograr un espacio funcional, fresco y acogedor.
Se trata de un proyecto que habla de tradición familiar, de Mediterráneo y del placer de hacer las cosas con tiempo, cuidado y atención al detalle.
Este proyecto surge a partir del relevo generacional en un hotel familiar con historia, que busca renovar su imagen sin perder la esencia que lo define. Acompañamos a la propiedad en un proceso de transformación global, iniciado con la reforma de las habitaciones y suites, y ampliado más adelante a las zonas comunes, con especial atención al restaurante.
El diseño pone en valor la arquitectura mediterránea original del edificio, trabajando desde la sobriedad, la elegancia y la naturalidad. La propuesta se apoya en una paleta cromática cálida y cercana —tonos arena, terracotas rojizos y azul marino profundo—, combinada con materiales nobles como la piedra, la madera maciza y fibras naturales.
Las habitaciones se abren a la luz y al paisaje, integrando el baño mediante soluciones y detalles que evocan el carácter del edificio. En el restaurante, se mantuvo esta misma línea estética, cuidando especialmente la operativa y optimizando la acústica y la iluminación para lograr un espacio funcional, fresco y acogedor.
Se trata de un proyecto que habla de tradición familiar, de Mediterráneo y del placer de hacer las cosas con tiempo, cuidado y atención al detalle.






